La realidad social en la que nos encontramos actualmente en Colombia nos ha llevado a pensar en cuales son las consecuencias ambientales que se desencadenan después de días oscuros como estos. La sociedad lucha incansablemente por la igualdad y la equidad, así como por el bienestar de la tierra con la eliminación del glifosato en amplias extensiones del terreno colombiano.
Hoy, queremos traer por medio de este articulo corto y sencillo un breve panorama de las consecuencias ambientales producidas por las guerras, con un tinte similar al artículo “Efecto domino”. Debemos tener en cuenta que toda acción desencadena otras pequeñas acciones de distinta índole que debemos evaluar; no es solo suficiente el conteo de marchas, heridos y muertos, cuantos están en un bando u otro (como si solo de ganar se tratase), también debemos sumar, como ha pasado en estos días, las consecuencias para los animales callejeros, refugios y centros de rescate…pero, ¿qué pasa más allá de eso? Donde queda la contaminación del aire, de cuerpos de agua, ¿Qué hay de los desechos que generan las guerras?…
Para efectos prácticos, vamos a poner en este panorama de ejemplo las notables consecuencias ambientales que hemos tenido los últimos años en Colombia, como el caso del atentado realizado al oleoducto Caño Limón-Coveñas en las veredas Guachimán y El Seis, en el municipio de Tibú (Norte de Santander), estamos hablando de contaminación de los ríos Tibucito y Tibú, así como de Caño Cinco y Samanes, disminución de agua potable para consumo y decenas de animales (peces, mamíferos, anfibios y reptiles) muertos y muchos otros en riesgo.
Ahora, las quemas, que son parte de una herramienta para la guerra, producen gases que soltados a la atmósfera contribuyen a la formación de la lluvia acida, creación de efecto invernadero, cambios en los patrones climáticos y empobrecimiento del aire que respiramos, llegando a generar graves consecuencias para la salud. Muchos de los desechos de estas guerras, son depositados en pequeñas fuentes hídricas que pueden causar la contaminación de aguas subterráneas y a su vez encarecer los costos de alcantarillado y tratamiento de PTARs, genera que los casos de inundaciones aumenten por presencia de desechos que taponan los sitios destinados para la escorrentía de estas aguas… así, una cosa lleva a la otra y como dicen, pasó lo que tenia que pasar.
Si de verdad entráramos a cuantificar las perdidas ambientales, tendríamos cifras alarmantes y tristes, quizá igual de tristes a todas las muertes de personas inocentes que se han registrado en Colombia a causa del conflicto armado y la desigualdad social. Nosotros pensamos que el bienestar del medio ambiente es también prioridad.
“Todos nuestros actos traen consecuencias, que no sean inmediatas no significa que no sucederán”
